Un buen vino
Hecho para disfrutarlo en buena compañía
Presentación
Santos Sodupe
Me dicen los de “marketing” que necesitan que escriba algo para presentarnos.
Yo ya les he dicho que se me da mejor la tijera de podar que la pluma, pero lamentablemente han insistido, así que ruego tu indulgencia ante los escritos de un labrador.
¿Nuestra historia?
Me consta, porque lo he vivido de primera mano, que mi padre y mi abuelo se dedicaban a la vid. El concejal de cultura del pueblo dice que el calado de nuestra bodega vieja data del Siglo XVI. Muchas de nuestras cepas son centenarias. Esa es toda la historia que necesitamos.
¿Nuestro presente?
Mis dos hijos y yo trabajamos de sol a sol para hacer un vino que lleva nuestro apellido. Nos gusta vendimiar a mano y nos da para vivir, así que no nos pidas que hagamos más vino. Hacerlo mejor es nuestro esfuerzo de cada día.
¿Nuestro futuro?
Si te dijera que lo conozco te mentiría. En fin, leer y escribir está bien, pero aquí se trata de vino. Te invito a que lo pruebes y nos dejemos de cháchara, seguro que te gusta más nuestro vino que nuestra palabrería.
Nuestra tierra
Los habitantes de la antigua roma, ya plantaron viñedos en La Rioja
La civilización de la vid y el vino era una realidad en las tierras riojanas hace más de dos mil años, como lo testimonian los numerosos restos arqueológicos de lagares y bodegas datadas en la época de dominación romana.
Mantenida esta cultura vitivinícola durante la alta Edad Media al abrigo de los monasterios, sería en el de San Millán de la Cogolla donde Gonzalo de Berceo, primer poeta de la lengua castellana, ensalzara en sus versos las virtudes del vino riojano, cuyo incipiente comercio local controlaba el monacato emilianense.
Alrededor del siglo XV los arrieros comenzaron a dar salida a los excedentes principalmente en el País Vasco.
La epidemia de filoxera que afectó a los viñedos franceses a finales del siglo XIX les hizo buscar nuevas regiones vinícolas para abastecer sus mercados. La Rioja, que no resultó afectada por la epidemia sino varias décadas más tarde, sería una de las principales, suponiendo un gran impulso a la expansión y modernización de la industria de sus vinos, tanto por la apertura del mercado francés, como por la popularización de nuevas técnicas de vinificación.
Las tierras del Rioja conforman una regióń natural, con un clima y suelos excepcionales para la produccióń de vinos de alta calidad
Se extiende a lo largo de unos cien kilómetros a ambas maŕ genes del rió Ebro y la delimitan la Sierra de Cantabria por el norte y la Sierra de la Demanda por el sur, protegiéndola y diferenciándola del entorno.
La confluencia del clima atlántico y del mediterráneo, con temperaturas medias moderadas en torno a 15º y precipitaciones anuales entre 400 y 600 l/m2, resulta ideal para el cultivo de la vid.
Tierra con historia, tradición y cultura del vino
Un factor determinante de la diversidad vitivinícola es que los siete valles formados por los afluentes del Ebro tienen sus propios microclimas y diferentes tipos de suelos, entre los que predominan los tres máś conocidos: arcillo calcáreos, arcillo ferrosos y aluviales.
El suelo de Rioja resulta muy adecuado para una viticultura de calidad, ya que tiene una estructura equilibrada (arenas, limos y arcillas), es ligeramente alcalino, pobre en materia orgánica y con moderada disponibilidad hídrica durante el verano.